Apoyado en tus propias posibilidades, el camino que iniciás como estudiante universitario, te exige que colabores activamente en el proceso de aprender. Que lo asumas como propio, que lo evalúes, que lo regules, que lo mejores, para que a mediano plazo alcances la autonomía que distingue a un estudiante “mejor equipado” y con mayores posibilidades de logro.
Todo lo que sabemos, todo conocimiento construido, integra una estructura que se denomina estructura cognitiva, pues justamente, alude al conocimiento. Pero en esa estructura no sólo hay nociones, conceptos, datos, hay también posibilidades, habilidades del pensamiento que hacen que pongamos en relación los hechos, los datos y los conceptos. Esas habilidades y destrezas son algo así como un equipamiento o simplemente como un equipo de jugadores que tiene un director técnico que es, sencillamente, cada uno de nosotros. Por eso hablamos de comportamiento estratégico cuando queremos referirnos a aquellas personas que frente a una situación de aprendizaje actúan parecido a un entrenador de equipo: pasan revista rápidamente a “sus jugadores” -las habilidades y destrezas de las que disponen- las evalúan y deciden cuáles aplicarán y en qué acciones, como el entrenador que pasa revista a su equipo para ver con quiénes cuenta y cómo estratégicamente propondrá su disposición y su modalidad de defensa y ataque.
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