Actualmente puede parecer difícil comprender bien el impacto que tuvo Maria Montessori en la renovación de los métodos pedagógicos de principios del siglo XX, ya que la mayoría de sus ideas hoy parecen evidentes. Pero, en su momento, fueron innovaciones radicales que incluso levantaron controversias entre los sectores más conservadores.[1]
La autora defendía que el juego es la principal actividad a través de la cual el niño lleva su vida durante los primeros años de edad, afirmación que menciona también Jean Piaget. Por medio de éste, el infante observa e investiga todo lo relacionado con su entorno de una manera libre y espontánea. Los pequeños van relacionando sus conocimientos y experiencias previas con otras nuevas, realizando procesos de aprendizaje individuales, fundamentales para su crecimiento, independientemente del medio ambiente en el que se desarrolle (Arango, et.al. 2000:4-9).
Ella enseñó a niños con necesidades especiales para que pideran hacer los mismos que los demás ya que pensaban que elllos no tenían remedio pero se esforzó y logró por medio del juego mostrar que aprendieran a escribir, comprender cómo funcionaban las cosas.
Otro gran logro en su vida es que a niños con escasos recursos les enseño modales a comportarse y hacer las cosas correctas en su casa por medio del juego saber cómo se usaban con bastante material de su entorno.
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